LA APUESTA.
Soy una puta, lo sé, aunque no vendo mi cuerpo ni me acuesto con el primero que llega, lo soy.
Me gano la vida apostando con los hombres. Paso la mañana de una cafetería a otra y elijo a alguien, me acerco y le hago la siguiente proposición:
-Llevo las bragas mojadas, son de color rojo o negras, si me dices un color y aciertas te las regalo.
-¿Y si no acierto? –suelen contestar.
-En ese caso me das diez euros para pagarme el café y comprar tabaco.
-¿Y cómo sabré de qué color las llevas?
-Te las enseñaré un poco por la cintura, bajo el pantalón.
El ochenta por ciento acepta y siempre gano yo, llevo puestas dos bragas, negras debajo y rojas encima, solo tengo que tirar de la tela y mostrar el color contrario a su apuesta.
Así son los hombres.